O Blogue espanhol http://viveelbasket.blogspot.com/ publicou um artigo interessante que não resisto a transcrever mesmo sem tradução :
...que debería de ir de la mano de “enseñamos a decidir, o nos limitamos simplemente a lo que dé de sí su talento?
Me centraré en las primeras etapas de formación. Recuerdo aún mis primeros entrenamientos en los que la entrada a canasta por izquierda y derecha era una repetición continua. Reinaban. Podían hacer en los entrenamientos semanales cientos de entradas, de tiros para aprender una adecuada mecánica, de pases diferentes y de botes en movimiento. Y repetíamos, y repetíamos...
No cabe duda que al cabo de unos meses (e intentando variar los ejercicios todo aquello que mi falta de experiencia me otorgaba) de los 15 jugadores y dependiendo también del talento de cada uno de ellos, al menos 4-5 te dominaban relativamente bien el gesto técnico en cuestión.
De esos 4-5 (y sin olvidarnos de continuar el trabajo con el resto del equipo) salían 1-2 jugadores que te lograban realizar la entrada, el tiro, el pase y el bote de modo bastante maduro para su edad y desde el punto de vista del aprendizaje motor.
Pero, ¿qué ocurría cuando llegaba la hora de decidir cuándo se trataba de jugar un partido? ¿Cuántas veces hemos dicho los entrenadores: “vaya tela, nos salen muchas cosas en los entrenos que después en los partidos no aplicamos”? Ya sea una buena entrada a canasta, un buen tiro o sencillamente un buen pase. ¿Sabían decidir y saber aplicar lo que sabían? La respuesta una vez pasado el tiempo y siendo consciente de lo que todos vamos aprendiendo, es NO.
¿Cuántos niñ@s que estamos formando actualmente tienen una desproporción considerable entre el llamado ”mecanismo de ejecución” (tiro tras salida abierta, pase picado en contraataque, tiro libre, etc. etc.) y el “mecanismo de decisión”? ¿Los enseñamos adecuadamente para que sepan decidir en situación de juego?
Personalmente pienso que la capacidad de decidir es de lo más difícil de enseñar. Y para ello es imprescindible que el jugador/a posea un notable bagaje técnico (mecanismo de ejecución bien trabajado), para que tenga recursos con los que poder decidir.
No cabe duda que recetas mágicas no existen, que el proceso de aprendizaje motor de un benjamín se complica cuando vemos que también existen otros mecanismos a trabajar (de percepción o de saber “leer” las situaciones; y de evaluación de lo que se ha ejecutado). Muchos de estos detalles quedan finalmente definidos en el jugador por eso que llamamos talento, pero: ¿hasta qué punto podemos trabajar en nuestros entrenos esa capacidad decisoria una vez que el jugador tiene un adecuado y maduro arsenal de recursos (bote en carrera, tiro tras recepción, entrada a paso perdido...)?
Pienso que nuestro granito de arena lo podemos aportar en su desarrollo. En mayor o menor medida. La toma de decisiones en un entrenamiento va a ir complicándose desde el momento en que partimos del 1x0 hasta que lleguemos al 5x5 (pasando por el 1x1, 2x1, 2x2...). A mayor número de elementos que entren en juego, mayor será la exigencia para decidir óptimamente. Podemos tener jugadores muy listos que tengan éxito en sus decisiones, y jugadores que sean portentos físicos y que puedan “saltarse a la torera” mucha de esas decisiones basándose en su fuerza o velocidad. Pero, ¿cómo trabajarlos?
Insistiendo en la realidad de que no existen recetas en esto del aprendizaje motor, se puede partir del clásico trabajo en ruedas (distintas filas con distintos roles que compartan espacio) para introducir precisamente filas y roles que no estén definidos como una única posibilidad a hacer, sino que se le dé la posibilidad al jugador de decidir entre dos-tres alternativas de modo que va a obligar al resto de la rueda o de filas a “responder” y decidir en función de lo que se vaya encontrando.
Es responsabilidad nuestra diseñar posibilidades para el jugador (que elija libremente entre 2-3 soluciones mediante un descubrimiento guiado o una resolución de problemas); e incluso “sacrificar” en los comienzos de su formación momentos en los que lleven a cabo una libre exploración. Somos conscientes que en una libre exploración, una gran cantidad de soluciones aportadas por el crío/a no van a ser óptimas para el basket, pero sí que va a ser realmente interesante el hábito y el acostumbrar al jugador a que piense, a que tenga un algo de protagonismo esencial en su aprendizaje.
También nos podemos valer de los ya conocidos “hándicaps” en las situaciones de partido que se jueguen (dotar de diferente puntuación a dichas situaciones como por ejemplo 5 puntos tras canasta de contraataque, 5 tras rebote ofensivo, sólo canasta tras pase y no tras bote, etc. etc). Mostrar al niño/a una serie de posibilidades a elegir, que compruebe y viva el éxito que tiene según qué seleccione, que no tenga miedo a la hora de decidir, que tenga desparpajo, desvergüenza, “morro”, que aprenda a pensar en la pista, que mire y decida (y no al revés)... y que ellos elijan.
En fin, una serie de cosas que no se aprenden precisamente leyendo este artículo, sino planificando, aplicando, equivocándose, reajustando, viendo a los compañeros entrenar, a los jugador@sentrenar y jugar, y sobretodo mostrando un “hambre” e ilusión tremendas por enseñar a los que están en formación.
Realmente lo que ello conlleva es aumentar el protagonismo del niñ@ en su toma de decisiones, en su capacidad para elegir una solución... u otra... u otra...o incluso aquella que no nos hemos dado siquiera cuenta y que él/ella descubre.
Aunque también está el tema de los gustos: ¿Gusta más un equipo que aun siendo dirigido desde el banquillo posea una dosis de desparpajo, juego libre e imaginación; u otro que aun siendo también bueno sea característicamente robótico, memorístico y más rígido?.